Por el Dr. Paul Chappell
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”
Deuteronomio 6:4–7
Una manera de saber lo que gente piensa de Dios es observar su comportamiento. David escribió: “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos”(Salmo 36:1). Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). El centro de nuestras vidas debería ser Dios. Sin embargo demasiadas personas revelan por su conducta que sus pensamientos de Dios sólo son breves por demás. Si le vemos como al Dios alto y santo del Cielo que es, no seremos rápidos para substituir nuestras opiniones o sentimientos para Sus órdenes. En cambio llenará nuestras mentes y corazones.
A. W. Tozer dijo: “Lo que entra en nuestras mentes cuando pensamos en Dios es lo más importante en nosotros. La historia de humanidad probablemente demostrará que ninguna persona se ha levantado alguna vez por encima de su religión, y la historia espiritual del hombre demostrará positivamente que ninguna religión ha sido mayor que su idea de Dios. La adoración es pura o baja de la medida en que el adorador tiene pensamientos altos o bajos de Dios. Por esta razón la pregunta más importante antes que la iglesia siempre es el mismo Dios, y el hecho más importante sobre cualquier hombre no es lo que en un momento dado puede decir o hacer, pero su concepción de Dios en lo profundo de su corazón”.
Principio de edificación de hoy:Cuando amamos a Dios como deberíamos, Él nos protegerá y dirigirá, no sólo en nuestras acciones, sino que en nuestros pensamientos también.